Muy interesante lo ocurrido en este capítulo. Korosensei ahora se tiene que empeñar en sacarle ventaja al director, incluso podríamos decir que le ha declarado la guerra, pero piensa hacerlo a través de sus alumnos: pretende hacerle un «zas! en toda la boca!» demostrándole que el mundo no es blanco o negro como el cree, y sobre todo que sus métodos no son correctos. Para ello eso sí utiliza otros métodos poco ortodoxos y que realmente están solo a su alcance, como es multiplicarse para meterles más caña a los chavales con el objetivo de que mejoren en sus estudios: quiere que todos ellos queden entre los 50 mejores de la escuela en los exámenes que comienzan al día siguiente.
La lección principal que nos transmite en este capítulo es que no se puede tener un solo plan para las cosas. Poniendo como ejemplo los asesinatos de Irina, en los que para cada caso tenía varios caminos y posibilidades, o las diferentes estocadas que puedes dar en un intento de apuñalamiento por si te falla la primera. Los chavales no querían ni intentar estudiar porque total, una vez que lo asesinen tendrán dinero de sobra… ¿pero qué pasa si no lo consiguen y tampoco estudian? ¿Qué tendrían entonces? Con ese razonamiento consigue que se pongan en serio al estudio. 
Bueno, con ese razonamiento y con una absurda y gigantesca muestra de su fuerza y de lo que es capaz de hacer si se enfada. Desde luego sí que puede ser capaz de destruir la Tierra, no tiene pinta de farol.
+: Las buenas intenciones de Korosensei y la guerra poco encubierta que se va a desatar con el director.
-: A estas alturas pretender meter un «mensaje» en una serie de este estilo me parece un poco forzado.
Anterior: Assassination Classroom c12: Sovereign Time
Publicado en la Weekly Shonen Jump 2012 #44.
Trastero 