Kenshin, Saito y Sanosuke llegan finalmente ante Shishio quien reconociendo a los dos primeros supone que Sano es simple morralla y no le dará problemas. Dado que el Battosay ya le ha descubierto, decide que no es necesario seguir ocultándose así que destruye la coraza exterior de su barco: ha resultado ser un acorazado recubierto por los restos de un barco viejo.
Con las cartas sobre la mesa y para demostrar poderío, dispara su cañón Armstrong hacia el muelle en el que están nuestros protagonistas, quienes a punto están de recibir el impacto, si bien logran esquivarlo finalmente. Así, Kenshin planea la manera de atacar: usando las bombas que lleva Sanosuke destruirán la sala de máquinas, para lo que tiene que llegar a ellas intentando que no se mojen, y mientras tanto Kenshin y Saito servirán de señuelo y distraerán a Shishio y compañía. Pero Sano resulta no ser simple morralla…
El enfrentamiento de estrategias entre Shishio y Kenshin crea un ambiente tenso, pero de momento, y gracias al tremendo golpe final de Sanosuke, parece que se decanta por el lado de los buenos…
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